Llego a un bar, cuál es lo de menos,

me siento en un taburete en la barra

y me pido una cerveza, muy fresquita,

cada vez una distinta, me aburre la rutina.

.

Desde mi asiento observo mi alrededor:

miles de personas, historias distintas,

vidas opuestas, sensaciones, impresiones,

miradas tímidas, sonrisas nerviosas.

.

Y escribo, escribo y escribo.

La inspiración viene a verme y me sonríe,

me transmite cómo se sienten los demás,

me permite describir a la perfección

cómo me siento yo, feliz, tranquila.

.

Le doy otro trago a la cerveza

y dejo que el bolígrafo fluya.