A veces me sorprendo pensando en la muerte y el fino hilo que la separa de la vida. En como ese simple hilo puede romperse de repente, sin avisar, desordenando el camino de todas aquellas personas a las que les importas.

Duele pensar en como una muerte cercana nos cambia la vida por completo, nos quita las ganas de luchar y la tristeza invade cada minuto del día. Días que cuesta demasiado soportar. Pero, poco a poco, ese dolor empieza a disiparse.

Solo nos queda disfrutar todo lo posible hoy para no arrepentirnos mañana de todo aquello que no tuvimos el valor y el coraje de hacer, quizás por miedo o quizás por pereza. No merece la pena dejar este mundo a medias.

No os olvidéis de vivir, antes de que la muerte os pise los talones.