Y, de repente, el mundo se paró.
Tuvimos que encerrarnos en casa con miedo, viendo cifras que crecían día a día y nos asustaban, con una sensación de inquietud y terror que nunca antes habíamos sentido.
El mundo nos pidió un respiro y qué poco hemos aprendido de él.
En un momento nos entusiasmamos con la posibilidad de aprender de todo esto, pero bueno, aquí estamos
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Eso mismo, se quedó en entusiasmo
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Poquísimo. Somos así: inmediatos. Y a volver a tropezar con la misma piedra.
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Totalmente de acuerdo, qué pena
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Lastimosamente, así es, Nani: Nada ni nadie (O poco y muy pocos) aprendimos de esta durísimo golpe de realidad. Saludos
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Totalmente, es una pena.
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