Nuestra amistad es más fuerte que cualquier cadena, entiende de puentes donde hay abismos, de abrigo cuando hace frío por dentro, de abrazos en el momento necesario, de lágrimas compartidas.

Es muy difícil poder contar con alguien cuando pasas una mala racha pero, sin duda, son esas personas que están ahí en los malos días por las que merece la pena luchar para que se queden siempre cerca, para ayudarlos cuándo son ellos los que te necesitan.