Existen dos tipos de rutina: la aburrida y la bonita.

La aburrida es esa que te recuerda que no estás viviendo la vida al máximo, que no la estrujas lo suficiente, que sabes que puedes aprovecharla mucho más pero por trabajo, estrés, compromisos o tareas varias no puedes disfrutarla cómo te gustaría. Te recomiendo buscar un hueco cada día, aunque sea pequeñito, para hacer algo que te llene y te arranque una sonrisa.

En cambio, la bonita es la buena rutina de llegar a casa después del trabajo y descansar, ver a tu pareja, familia o mascota, tirarte en el sofá a ver la serie de esa noche, comer con tus compañeros, aprovechar los días enteros, comer rico, pasear al perro cada tarde, tomar café con tus amigos y, en resumen, todas esas cosas de tu rutina diaria que mejoran tus días y que te ayudan a dormir más tranquila por las noches.

Acuérdate de disfrutar cada día como si fuera el último, ¡carpe diem!