Hay días en los que la vida duele tanto que necesitamos maquillaje hasta en el corazón para proteger todas esas heridas que nunca acaban de cicatrizar y que tanto lastiman.

Días difíciles en los que nuestro primer pensamiento es no salir de la cama, escondernos debajo de las mantas y esperar a que el dolor desaparezca.

Pero esos días siempre pasan, se acaban, porque detrás de las nubes siempre sale el sol.