Una simple lágrima te libera, te puede salvar de la locura, te calma, te tranquiliza. Una simple lágrima te ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva, desde un punto de vista distinto que te haga pensar con claridad.

A mí dejadme llorar cada vez que quiera, de pena o tristeza, de alegría o diversión, en primavera, verano, otoño e invierno, entre semana o en fin de semana, de día o de noche.