Para ser feliz, a veces lo primero es cambiar la mentalidad.

Me he propuesto cada mañana mirarme en el espejo y sonreírme. Gastar cinco minutos cada día en pensar cuatro buenos buenos que tengo en mi vida. Observar las pequeñas cosas como ver a un niño sonriendo por la calle o a un perro corriendo contento hacia su dueño. Escuchar sólo música alegre cuando tenga un mal día, de esa que te trae buenos recuerdos. Aprovechar los momentos con aquellos que me quieren y cuidarlos.

Porque para ser felices tenemos que tomarnos los problemas menos en serio, que las penas se mueran de la risa.