La escritura para mí es una forma de salvarme,

de evadirme de todo lo malo

y después respirar tan fuerte que los problemas desaparecen.

 

En otras ocasiones escribo porque estoy contenta, feliz,

soy consciente de todo lo que he luchado

y de lo bien que me ha salido todo al final.

 

La escritura es mi equilibro perfecto.

Me hace volar cuando me siento enjaulada.

Me hace reír cuando sólo siento tristeza.

Me hace soñar cuando sólo tengo pesadillas.

 

No podría vivir sin escribir, me sale natural,

como respirar o hablar,

sin forzarme ni obligarme a hacerlo.

 

Escribo única y exclusivamente por placer.