No te fíes del que lleve la ropa más bonita, ni tampoco del que lleve la más fea. A la confianza no le importa el dinero, ni las cosas materiales, ni la inteligencia.

 

A la confianza le importan las buenas personas, le importan aquellos que lo dan todo por los suyos, le importan los gestos sinceros, las miradas gentiles, las palabras honradas y los abrazos leales.

 

¿Acaso la apariencia te dice cómo es esa persona? Juzgar sólo por el físico, lo material o la capacidad económica es uno de los mayores errores de nuestra sociedad.

 

No participes en este tipo de discriminación, ya hay demasiadas barreras como para que nosotros creemos todavía más.