Me siento en una roca y escribo.
Miro al mar y sigo escribiendo.
Respiro su olor y escribo con más ganas.
La inspiración no cesa, el mar tiene ese poder. Vivo a 600 km pero, si cierro los ojos, puedo olerlo, puedo notar cómo se pega a mi piel y se enreda mi pelo.
Echo de menos el mar y de más a muchas personas. Sonrío, todo es más sencillo con su brisa. Ojalá allí ahora, pero no puede ser.
Pronto, muy pronto.
¡Qué pena no poder estar cerca del mar! Yo también lo añoro…Y no logro sentirlo o evocarlo como tú. ¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Cuesta sentirlo, pero a veces la morriña consigue cosas geniales como esto!
Me gustaLe gusta a 1 persona