La zona de confort es ése lugar en el cual nos sentimos cómodos, seguros e indestructibles.

 

Para muchos ese lugar es una cama, para otros un paisaje, una playa concreta, la montaña más bonita de su pueblo, su película favorita o simplemente una persona.

 

Para mí la zona de confort es cualquier lugar donde esté él. Es mi pilar fuerte, mi columna vertebral, mis piernas para caminar, la derecha de mi izquierda, mi beso de buenos días, la fuerza en las mañanas difíciles y el hombro en las noches tristes. Son las carcajadas cuando le hago una broma, nuestras sonrisas cómplices y las cosquillitas en las palmas de los pies cuando él es mi motivo para sonreír.