De repente se acabaron las lágrimas, las pesadillas en las que seguías vivo, la realidad en la que te habías ido para siempre, las noches sin dormir, recordándote, los días sin tenerte cerca.

 

De repente tu recuerdo empezó a doler menos, empezaba a provocar sonrisas y echarte de menos de una forma menos dolorosa y más bonita, los días grises se fueron despejando.

 

Pero nunca, nunca, podré olvidar tu voz, tu olor, tu risa, tus bromas, tus abrazos, tu manera de tratarme, de hacerme sentir tu favorita.

 

Porque tu recuerdo siempre permanecerá conmigo, para hacerme reír o llorar, pero siempre a mi lado.