A pesar de la oscuridad, detrás de las nubes siempre sale el sol.
Todos tenemos malas rachas que olvidar o capítulos que cerrar, la teoría es sencilla pero la práctica es mucho más complicada.
Saber que todo lo malo pasa no hace que en el momento de bajón las cosas duelan menos. ¿Quién no ha llorado por una tontería pero que en ese momento parecía el fin del mundo?
A veces unas palabras mal escogidas por alguien a quién apreciamos lastiman más que el menosprecio del que no nos importa. Por eso siempre hay que cuidar las palabras que salen por nuestra boca, para no hacer daño a los nuestros.
Incluso sin palabras se puede herir: un gesto, una omisión o el simple pasotismo pueden ser devastadores.
Pero, cómo os decía al principio, detrás de las nubes siempre sale el sol, sin excepción.