Lo intenté, te juro que lo intenté, pero fuimos dos ingenuos pensando que acabaría funcionando.

 

La primera oportunidad funcionó al principio, todo era bonito, dos niños jugando a querer. Se estropeó por las prohibiciones y enfados tontos, pero demasiados.

 

La segunda vez fue peor, había rencor, muchas cosas que echarse en cara, me dejabas cada poco por todo y eso dolía, hasta que dolió demasiado y desaparecí meses.

 

La tercera fue la vencida para acabarnos, todo estaba demasiado roto. Nos queríamos mucho, pero a veces querer no es suficiente, lo habías roto todo, lo habíamos roto todo. Esa vez fui yo la que tomó la decisión, hace ya mucho mucho tiempo.

 

Nos volvimos a ver más y el cariño creó confusión, pero me aparté porque no quería hacernos más daño y, en realidad, ha sido la mejor decisión de mi vida.