¿Conoces esa sensación de volar sin despegar los pies del suelo? ¿Ese cosquilleo en la punta de los dedos?
A veces no valoramos todo lo bueno que tenemos a nuestro alrededor. No alzamos la vista para mirar las estrellas o nos olvidamos de respirar para oler el mar.
Parar nuestro mundo, disfrutar de las pequeñas cosas y valorarlas es algo que deberíamos hacer más a menudo.
Cerrar los ojos, enterrar los pies en la arena, soltar el pelo al viento, oler a césped recién cortado, abrazar a quien te quiere bien, saltar de alegría, llorar de felicidad, soñar… Nunca dejar de soñar.
Y a tí, ¿qué te produce ese cosquilleo?