¿Aprendemos a convivir con el dolor o cada día una pérdida duele menos?

Hay dolores muy profundos en los que notas un vacío enorme por dentro y hasta respirar cuesta. Ese es el dolor con el que aprendemos a convivir, pasa a ser algo más en nuestra vida, un compañero del día a día. Hablo del dolor de la pérdida, de las despedidas injustas, sin avisar… En resumen, de la muerte de alguien a quién queremos.

Otros dolores, como la traición o la decepción, son los que duelen menos cada día que pasa, pero que nos hacen más fuertes y con los que aprendemos sobre las personas y sobre nosotros mismos. En este caso sí tenemos la opción de alejar todo lo que nos hace daño y vivir más felices, por eso el dolor se va haciendo más pequeño a medida que pasa el tiempo.

¿Conocéis ambos dolores?