Las puestas de sol más bonitas, las he vivido a su lado.

Podría empaparme en él todos los días, cada noche. Respirando su olor, observándolo, acompañando sus latidos con mi respiración y disfrutando siempre de su compañía, aunque sea metidos en la cama cada uno haciendo sus cosas, pero juntos, siempre juntos.

Los buenos días lo son desde que compartimos colchón, las risas de buenas noches me dan la vida y sus besos consiguen que sonría siempre en las peores épocas.