Llueve fuera y llueves dentro.
Los recuerdos me inundan empañando la ventana
y el vaho me impide ver más allá
de los días en los que todavía estabas con nosotros.
Tu recuerdo pasea con mi cabeza para recordarme
lo mucho que te echo de menos cada día.
Ojalá no te hubieras ido nunca.
Otras épocas fueron mejores,
con tu sonrisa iluminando mis días.
Recuerdos que duelen, pero siguen latiendo en nuestro interior. Bellísimo!!! Un abrazo
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