Comerme el mundo, sonreírle a la vida.
Soñar despierta, bailar desnuda.
Gritarle al viento, llenarlo de felicidad.
Matar a cosquillas a la tristeza.
Sacarle los colores al sol,
porque nunca una sonrisa
ha sido tan radiante como la mía.
Saltar de felicidad hasta que me duelan los pies,
dormirme riendo perdida entre recuerdos.
Vivir en miradas inocentes
que me piden que me quede.
Y volar, volar tan alto como pueda,
para admirar las vistas de la ciudad.
Solo una sonrisa de vestido, sincera,
cálida y llena de besos y alegrías.
Comerme el mundo, sonreír a la vida.