La música ha hecho por mi mucho más que la mayoría de las personas.

En los días grises me ha animado cuando sólo quería llorar, una simple canción alegre consigue levantarme el ánimo, hacerme sonreír y ponerme contenta.

En las noches lluviosas la música ha arropado mis viejas cicatrices, poniendo una tirita nueva y reluciente para que dejen de doler.

En los días buenos y soleados sólo necesito mi canción favorita para motivarme y pensar que puedo alcanzar todo lo que me proponga, lograr mis metas y sentir que soy capaz de salir a comerme el mundo, sin miedos ni tristezas.

La música me protege, mantiene las heridas a raya y me ayuda a conciliar el sueño cuando los problemas no me dejan dormir.