Amar es sufrir.

Cualquier tipo de amor, ya sea a tu pareja, a tu familia, amigos o incluso tu amor propio te va a hacer sufrir.

Es en el momento en el que el dolor te golpea cuando tienes que decidir por qué amor merece la pena llorar y permitirte crear nuevas cicatrices que tendrás que curar poco a poco y con mucho cariño.

Algunos pensarán que es mejor no amar para no sufrir, pero entonces no tendríamos con quién compartir todo lo bueno de la vida.