La luna fue testigo de besos inocentes,
abrazos perfectos que encajan a la primera
y noches de enamorados con mucho amor.
La luna fue testigo de promesas cumplidas,
de sueños de un futuro en común
y caricias sinceras que provocan sonrisas.
La luna fue testigo de roces ingenuos,
dedos que cuentan lunares sobre la piel
y gestos de pasión desenfrenada.
La luna fue testigo de nuestro amor
y, al vernos juntos, sonrió feliz,
porque lo nuestro es increíble.
La luna es la inspiración para expresar lo que se siente al albergar un amor profundo en el corazón. Me gustó tu poema. Un romance para enmarcar en la arena.
Manuel
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Me encanta, romance para enmarcar en la arena, ¡qué bonito!
Gracias por leerme, un saludo!
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