¿Alguna vez habéis sentido que un abrazo es ancla? A veces sólo es necesario que los brazos adecuados nos rodeen para sentirnos seguros, indestructibles.

 

Es una sensación maravillosa. Cerrar los ojos y sentir que todo va a salir bien, que lo malo tiene solución y que detrás de las nubes siempre sale el sol.

 

En los peores momentos un abrazo es justo lo que necesitamos para no rendirnos y seguir luchando.