El egoísmo humano nunca dejará de sorprenderme. Vivimos en una época dura, en la que deberíamos ayudarnos los unos a los otros pero, en lugar de eso, nos acusamos, criticamos lo que hacen los demás sin parar a prestar atención en lo que nosotros hacemos mal.

Vamos de aquí para allá pendientes de nuestro ombligo sin importarnos nada más. Juzgamos a la ligera, sentenciamos comportamientos y nos creemos con derecho a soltar nuestra crítica, aunque nadie nos haya pedido opinión.

Y así nos va…