Porque querer a veces no es suficiente. Porque para que te quieran bien, primero te tienes que querer bien tú. Y ahí todos nos hemos fallado alguna vez.

Porque, a partir de hoy, no olvidéis esto: merecemos ser los actores de nuestras vidas, querernos bien y, sobre todo, depender sólo de nosotros mismos. Sólo así podemos compartir de forma sana nuestro camino con otras personas.