Llega la primavera, con sus tardes tomando una caña fresca en una terraza perdida de algún bar escondido, disfrutando del sol calentando tu blanca piel y bronceándola poco a poco.

Llegan las flores, llenándolo todo de colores alegres. Los dientes de león también se unen para concedernos deseos mientras los liberamos con un inocente soplido. Los girasoles, las amapolas, las rosas, los tulipanes… empiezan a invadir vergonzosas los campos, de esos que te obligan a cerrar los ojos para empaparte de su fragancia.

Las mariquitas aparecen para sacarnos una sonrisa al encantar una de siete lunares. Las mariposas nos alegran la vista y el corazón cuando podemos disfrutar de su belleza.

La ropa de entretiempo dejando en el baúl los gorros, guantes y bufandas. Llega la época de cazadoras finitas y fresco en la cara, de tiempo agradable y noches suaves.