El baile es la mejor sensación, una energía que me activa.
Empiezo a bailar y estoy sola, mi cuerpo se mueve solo.
Mis latidos marcan el compás del ritmo,
improvisando emociones y dibujando sonrisas.
Poco a poco lo malo se desvanece y la felicidad me invade.
Solamente puedo parar de bailar
cuando mi cuerpo pide un descanso,
sabiendo que este no será mi último baile.